18.6.10

La última cima de la estupidez

Echándole un vistazo a la cartelera me topo con una película de la que no había oído hablar: La última cima. Intrigado comienzo a investigar y me entero que es un documental sobre un cura que murió ascenciendo una montaña. Las dudas me asaltan: ¿no ponen en mi ciudad las pelis y documentales de Herzog a no ser que sea por casualidad y encontramos en los cines de una capital de provincia un documental propagandístico sobre el cura? Porque no crean que se trata de un experimento estético. Es, nada más y nada menos que un vomitivo ejercicio de propaganda. Encontramos un pequeño clip donde el director del filme explica el porqué de la película. Si quieren retorcerse de risa o de rabia -es decir si quieren escuchar una sarta de tonterías supersticiosas y manipulación teológico-política- no se lo pierdan:



La cosa comienza con unos dibujos en los que crucifican a un cura. ¡Oh, maldita sociedad que trata mal a esas criaturas diseñadas para hacer el bien! El director se cura ya en salud: le van a crucificar por hablar bien de los curas. A mi me importa bien poco que hables bien de un cura. Lo que me molesta es tu victimismo cutre y llorón, que utilizas para que nadie se atreva a dejarte en ridículo por hacer una película sobre algo así como un suicida divino -así lo presenta: el amigo "quería morir en la montaña"- y soltar desde el principio que la fe es algo "razonable".
Yo te crucifico, sí, pero simplemente por pretender saltarte unos cuantos siglos de ciencia y pretender hacer dinero diciéndole a la gente que no piense, que es mejor morir en una montaña para estar así cerca de Dios. Y es que cuando se pone como ejemplo a un sacerdote, y se menciona continuamente esa condición- no queda sino suponer que esto es lo que lo convierte en digno de ser retratado en una película. Poco importan las cualidades que tuviese este ser -que suponemos comparte con otros centenares de miles de personas en este mundo- si las escindimos del hecho de que fuese sacerdote. En el fondo, parece que los que se maravillan de que se pueda ser sacerdote y buena persona a un tiempo son los que han hecho la película.
Por cierto, parece que la película está siendo un éxito. Y así nos va en este país.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues si está siendo un éxito por algo será. ¿No hemos visto los católicos Códigos, Girasoles y otras memeces anticlericales? Pues trágate tú este documental, aunque sea sólo para hacernos iguales ante las leyes del cine.

Fliper dijo...

Si está siendo un éxito es porque hay una profunda movilización en el seno de la Iglesia para que se convierta en un éxito. Lo cual, insisto, dice mucho de este país.
No entiendo lo que significa "hacernos iguales ante las leyes del cine". Cada uno ve lo que quiere, y los políticos de turno financian lo que les beneficia. Y, aunque le resulte duro de entender a determinado tipo de católicos, no tenemos la obligación de ira al cine a ver una película, igual que no estamos obligados a divorciarnos o a mantener una relación homosexual. Aunque le disguste, no tengo que ver la película -aunque la veré para criticarla o alabarla, quien sabe-, igual que usted no tiene que ver ni Códigos, ni Girasoles, etc ¿O es que le llevó a usted algún perverso ateo a rastras al cine?

Anónimo dijo...

Hermano Miguel no te preocupes más por lo que digan o piensen los demás. En cambio preocúpate por lo que hay en tu interior y por lo que aunque quieras negarlo, anque digas que no, también estas necesitado de Dios y de un sacerdote que te guie como un pastor cuida a su rebaño. Porque Dios te ama mas de lo que puede amarte tu propia mamá.

Fliper dijo...

Querido anónimo. He de preocuparme de lo que hacen o dicen los demás, cuando lo que hacen o dicen los demás perjudica a mi propia libertad. En mi interior hay vísceras diversas, y teniendo mis lecturas, mi cine, mis series, etc., no necesito ningún otro personaje de ficción para ser feliz. Mi familia ya me quiere de sobra, no necesito ni amigos imaginarios ni gente preocupada por mis tendencias sexuales. Gracias.