
Apenas recuerdo la novela escrita por Suskind, que leí hace muchos años. Las primeras noticias que tuve acerca de la película me alegraron, aunque me tomé el asunto con desconfianza. Como ya han dicho muchos, la tarea era casi imposible. Cuando aparecieron las primeras imágenes decidí que no quería ver la película, que tenía muy mala pinta. Finalmente, empujado por razones contractuales con mis amigos fui a verla. Me esperaba una auténtica chapuza, un aburrimiento, aunque no llegó a tanto.
El problema con esta adaptación es el contrario a lo habitual: en este caso se intenta ser demasiado fiel al original. Y así nos encontramos ante algo que parece una película, se puede ver como una película, pero no es una película.
El protagonista, Ben Whishaw, no puede expresar con sus gestos lo que pasa por la mente de nuestro querido asesino, y en algunos momentos intenta parecer malvado, lo que muestra una total falta de comprensión de la novela de Suskind. Las inmersiones en el mundo olfativo por medio de las imágenes no nos evoca nada nuevo... y las capacidades de superhéroe de Grenouille casi provocan en mí una carcajada histérica. Otros actores como Dustin Hoffman o Alan Rickman no destacan en absoluto, resultando el segundo incluso ridículo.
Pero lo peor de todo son los interludios narrativos: cuando nuestro protagonista vaga solo por la ciudad, especialmente en la primera parte de la película, cuando se ha de llenar el vacío con algún tipo de voz que no haga creer a la gente que esta es una película "rara", se nos mete con calzador la voz de un narrador que nos lee pasajes enteros de la novela, suponemos que muy ruborizado. Mientras en el libro la palabra resulta un fiel sustituto del olor, la imagen en este caso se nos presenta pobre y carente de vida para expresar la sinestesia, los matices, la melancolía.
Imaginemos por un momento que alguien nos cuenta un libro de cabo a rabo pasando por alto detalles fundamentales y ateniéndose al hilo argumental y a un par de guiños rápidos sobre lo ingenioso que es el autor. Pues eso es esta película.
Traté de convencer a mis amigos en balde de que Casino Royale probablemente sería una forma mejor d emplear nuestro tiempo una aburrida tarde de domingo, pero no hubo manera. Y no me equivocaba. No es que la nueva de Bond cumpla meramente con su propósito mejor que El perfume con el suyo. Es que es una película mejor: en todos los aspectos.
El problema con esta adaptación es el contrario a lo habitual: en este caso se intenta ser demasiado fiel al original. Y así nos encontramos ante algo que parece una película, se puede ver como una película, pero no es una película.
El protagonista, Ben Whishaw, no puede expresar con sus gestos lo que pasa por la mente de nuestro querido asesino, y en algunos momentos intenta parecer malvado, lo que muestra una total falta de comprensión de la novela de Suskind. Las inmersiones en el mundo olfativo por medio de las imágenes no nos evoca nada nuevo... y las capacidades de superhéroe de Grenouille casi provocan en mí una carcajada histérica. Otros actores como Dustin Hoffman o Alan Rickman no destacan en absoluto, resultando el segundo incluso ridículo.
Pero lo peor de todo son los interludios narrativos: cuando nuestro protagonista vaga solo por la ciudad, especialmente en la primera parte de la película, cuando se ha de llenar el vacío con algún tipo de voz que no haga creer a la gente que esta es una película "rara", se nos mete con calzador la voz de un narrador que nos lee pasajes enteros de la novela, suponemos que muy ruborizado. Mientras en el libro la palabra resulta un fiel sustituto del olor, la imagen en este caso se nos presenta pobre y carente de vida para expresar la sinestesia, los matices, la melancolía.
Imaginemos por un momento que alguien nos cuenta un libro de cabo a rabo pasando por alto detalles fundamentales y ateniéndose al hilo argumental y a un par de guiños rápidos sobre lo ingenioso que es el autor. Pues eso es esta película.
Traté de convencer a mis amigos en balde de que Casino Royale probablemente sería una forma mejor d emplear nuestro tiempo una aburrida tarde de domingo, pero no hubo manera. Y no me equivocaba. No es que la nueva de Bond cumpla meramente con su propósito mejor que El perfume con el suyo. Es que es una película mejor: en todos los aspectos.