26.5.10

Lost: no god, only religion


Por supuesto, espoilers

Terminan por fin seis años de felicidad. Y terminan, simplemente con un último episodio homenaje. Pese a diversos energúmenos, finalmente Desmond si era importante. Y pese a algunos descreidos, Lost era principalmente una historia de amor. Amor entre sus personajes, amor de sus fanáticos, amor de sus creadores a todos los que año tras año han estado ahí pese a las tonterías, a los desplantes, a escasísimos momentos de hastío.
La línea temporal X queda así como una simple excusa para reunir a todos los personajes, para repetir los encuentros. Al final, no son sólo los personajes los que se reunen en ese espacio. Son también los actores que celebran con alegría y tristeza que todo se acabó.
El problema es cómo se ha hecho. Tras cierto gamberrismo metafísico nunca me imaginé algo tan políticamente correcto. Muerte, redención y símbolos de múltiples religiones para que no se nos enfade casi nadie. Fuera del tiempo estos chicos nos dicen hasta siempre. Para eso no hacía falta cabalgar tanto.
Por otra parte tenemos el fina "real". También profundamente conservador. El héroe muere, los antihéroes toman el relevo y los chicos guapos escapan. Y todo con un apestoso aire religioso new wave realmente desagradable. Jacob era el hermano malo, y lo explicaré en breve en otro foro. Ya os avisaré. El humo negro sonaba como una máquina, pero al final no era más que el espíritu de la técnica. Gana el misticismo barato, pero nos quedamos con la duda de si estamos ante jipismo de tres al cuarto o una ultraconservadora visión del mundo.
¿Da igual? Ha habido al menos diez episodios que han sido mejores que cualquier final posible. El not Penny's Boat y especialmente el We have to come back, Kate! han sido, de lejos, los momentos más emocionantes vividos nunca delante del televisor. Pero al final nos quedamos sin un montón de respuestas y con mucha basura metafísica. Gracias por todo, de verdad, pero al final lo que quedará será un final estúpido y políticamente correcto.

19.5.10

La Esteban, esencia de España

Aunque no soporto los concursos de Telecinco -porque no son realmente concursos-, ayer tuve el honor de ver durante un zapeo el baile -creo que final- de Edurne y Belén Esteban en MQB. No sé de estas cosas demasiado, pero era algo así como si ponemos a un Cisne junto a una gallina. O como si ponemos a cantar a Bruce Springsteen y Bisbal. Edurne, aun con su aburrido ser simpático bailaba, mientras que la otra avanzaba como un pato mareado por la pista, meneada sin compasión por su acompañante bailarin y mirando de reojo sin enterarse de mucho a todo lo que le rodeaba.




Hoy me entero -sin demasiada sorpresa- que la Esteban ha ganado el concurso. Algo que estaba cantado hace mucho tiempo: poco importan las horas de esfuerzo y de ensayo por parte de la otra señorita. Poco importa el talento -ni siquiera el instrumental-. La ganadora es la de las lágrimas, la princesa del pueblo, fea, sin coordinación, sin estilo.
¿Es la Esteban la metáfora del destino de España? ¿Es ahora el que triunfa un tipo que inspira compasión, una cáscara vacía, una persona que no trabaja y luego se queja de vida dura? ¿Alaba España como heroína a aquella que resopla y se rebela contra los "sabios" encargados de juzgarla? La Esteban no quiere aprender, no quiere mejorar. Sólo quiere mantener su feudo de lágrimas y rabia, la versión castiza de la protagonista de All tomorrow's parties. Una ola de compasión y empatía destruirá España. Porque el gandúl no es que sobreviva -a lo que tiene derecho-, sino que además se convierte en estrella, vence al que trabaja y lo hace con mala educación. Aquellos que creen que la televisión es un mundo aparte ayer se llevaron un chasco: MQB es España, y la Esteban su esencia.

15.5.10

¡TABicioso!

Lo último más brutalmente sensible que vieron mis ojos y escucharon mis oídos fue hace exactamente una semana, cuando una chica metida en un vestido muy Decathlon, un judío (así lo llamó la chica después y antes de cantar entre dientes) , un hombre de pantalón rojo con prolongaciones cefalópodas en forma de pedales y un tío que podía haber ido al instituto de cualquiera, empezaron a tocar. Mola haber movido el culo hacia esa sala en ese momento, porque cuando lo explique en unos años será como haber visto a Los Planetas en el primer Lemon Pop, o eso creo. Pequeñas cosas que hacen a uno sentirse prestigioso.