21.10.06

Concierto de El Columpio Asesino


Esta noche toca en Murcia uno de mis grupos españoles preferidos: El columpio asesino; en Madrid fui a verlos hace unos meses, pero por causas ajenas a mi voluntad me perdí la segunda mitad del concierto. Hoy espero poder verlos con tranquilidad. Os gustarán si os gustan los Pixies más díscolos o si tenéis algún tipo de desorden emocional tendente a la histeria. Nos vemos allí.
Lugar: Doce & Medio.
Hora: No me queda claro, hay versiones contradictorias, pero parece ser que sobre las once de la noche.
Precio: 10 euros.

20.10.06

Pregunta

¿Por qué en películas y libros los nombres de grupos musicales siempre son inverosímiles? El último visto: New Rider Blues en Sábado de Ian McEwan.

El laberinto del Fauno. Gran fiasco

Guillermo Del Toro es un director correcto. He disfrutado bastante de algunas de sus películas, pero siempre desde mi yo cinéfago, que no cinéfilo: Blade II (su mejor película, pese a aquellos que pretenden convertir a Del Toro en un autor de cine "serio"), la correcta Mimic e incluso Cronos, aunque a ratos muy aburrida. Su primer gran tropezón fue precisamente El espinazo del Diablo, puro tedio sensiblero disfrazado de historia de fantasmas con contenido social. Un auténtico bodrio. No diré que El Laberinto del Fauno llegue a esos extremos, pero se queda cerca. Si algo me ha llamado la atención es la notable recepción que ha tenido para crítica y público esta película: no lo entiendo; desde el punto de vista de la crítica, creo que es una mala película, y desde el punto de vista del público, es argumentalmente pesada y va dando tumbos durante todo su metraje. No creo necesario repetir la sinopsis, que ya todas las promociones nos han saturado con él, así que iré directo al grano. Lo que aparece a continuación es una conversación que mantuvieron mis dos personalidades al salir del cine: Cinéfago y el Cinéfilo; aunque el primero es más potente y sabio, el segundo tiene su corazoncito.

Cinéfilo: vaya mierda de película que me has traído a ver.
Cinéfago: yo creía que eras tú el que quería verla... como Del Toro se supone que es un buen director...
Cinéfilo: Correctillo nada más... y la historia no prometía demasiado.
Cinéfago: Eso digo yo, no prometía nada... Guerracivilismo... no existe nada en este mundo que prometa mayor aburrimiento que una película sobre la guerra civil...
Cinéfilo: Bueno, es un tema potencialmente interesante, pero que casi nunca, creo recordar, ha dado sus frutos.
Cinéfago: el cine español es una mierda.
Cinéfilo: Casi todo el cine español es una mierda.
Cinéfago: de todas, formas, creo que esta película no es española...
Cinéfilo: Si, y eso permite que esté bien contada, que tenga ritmo y que algunos actores penosos hagan por primera vez en su vida unos papeles medio aceptables (aunque el acento de Maribel Verdú se las trae).
Cinéfago: Resulta complicado eso de mantener el ritmo en una película que te cuenta dos historias distintas que no tienen nada que ver una con la otra. Conforme iba pasando el tiempo cada vez tenía menos esperanzas de que las dos facetas fuesen a confluir en una sola. Si algo pido, además de entretenerme, ya lo sabes, es una cierta lógica interna.
Cinéfilo: Ya, es una película con un argumento absurdo y simplón: los de derechas malos malísimos, los de izquierdas buenos buenísimos, y nada que aprender excepto lo archisabido. Por supuesto, un malo malote, el único personaje bien definido y aún así tópico donde los haya.
Cinéfago: Y la parte fantástica no es un buen cuento, carece de sentido, de metáforas, de todo... y es aburrido, y más con una niña que se supone que es actriz pero que solo pasea su edad del pavo a lo largo de todo el rodaje...
Cinéfilo: para desastre en ese sentido Ariadna Gil. ¿Había alguien en el cine que no deseaba que muriese para no tener que seguir oyendo esa voz hiperafectada? Ha sido todo un trauma...
Cinéfago: He salido del cine con la sensación de que me habían timado: en los trailers y promociones se le ha dado una importancia al aspecto onírico de la película que realmente no tiene.
Cinéfilo: Si, ya nos pasó con Superman o con Alatriste. Con esa estrategia lo único que consiguen es que la gente desconfie absolutamente de las promociones. No digo que no tengan que intentar venderte un bodrio como una gran película, pero tratar de colarte un churrito así como peli fantástica o de autor...

A PARTIR DE AQUÍ EL TEXTO CONTIENE SPOILERS; SI NO HAS VISTO LA PELÍCULA Y QUIERES VERLA, NO SIGAS LEYENDO

Cinéfago: De todas formas la película se podría salvar por sus cualidades técnicas si no fuese porque provoca una constante irritación.
Cinéfilo: Si, las debilidades del argumento son, a ratos, totalmente patéticas.
Cinéfago: Principalmente la cuestión del antibiótico.
Cinéfilo: Sí, el malo identifica que la ampolla del medicamento ha sido proporcionada a los rebeldes por el médico traidor cuando ve una ampolla exactamente igual en su maletín. Lo curioso es que la ampolla no tenía ningún rasgo distintivo, y que parece que el número de médicos en la zona es igual a uno, por lo que, o bien debería haberlo descubierto desde el principio o bien no haberlo descubierto nunca.
Cinéfago: Si, el climax de la revelación es muy cutre, sobre todo por su conclusión, que roza lo risible: ¿por qué Maribel Verdú no mata al malo malote cuando lo tiene a su merced?
Cinéfilo: Porque si lo mata acaba la película. Aún así, con lo que le hace, ese señor debería quedar muy maltrecho, y no dolorido y un tanto molesto, como se nos hace ver...
Cinéfago: de todas formas eso no es lo peor de la película. La señora que había sentada a mi lado se ha enfadado porque me partía de risa con la historia del candado; no podía evitarlo: los rebeldes atacan el molino a lo bestia y en lugar de abrir el candado con métodos expeditivos lo abren con la llave. ¿No era absolutamente evidente que se descubriría que Maribel estaba en el ajo?
Cinéfilo: De todas formas la habrían descubierto por su fea costumbre de coger las cartas escondidas bajo el suelo sin cerrar la puerta del cuarto y siempre de espaldas a un posible mirón... Ese recurso de suspense era facilón y antinatural: la puerta en lo alto, en penumbra, tras el rostro asustado de Maribel...
Cinéfago: Oye, ¿por qué la niña pinta la puerta en el techo para escapar del ogro? Casi la pilla.
Cinéfilo: No lo sé, no he logrado entender eso. No me ha dado tiempo a verlo bien, quizás no había espacio para pintarla en otro sitio. ¿no odiaste a la niña cuando se comió la uva pese a que estaba prohibido? Es un simulacro cutre de los cuentos tradicionales. Cuando se incumplen las normas es porque todo parece indicar que esas normas son arbitrarias y estúpidas. Aquí con los dibujos del ogro canibal en las paredes, las hadas dando el por saco, y el monstruo monstruoso, quedaba bastante claro que lo de no coger comida iba en serio.
Cinéfago: Ya, pero es que estaba claro que la niña era tonta perdida.
Cinéfilo: ya te digo. Bueno, un dinerín tirado a la basura. ¿Qué vemos la semana que viene?
Cinéfago: la Dalia Negra creo que nos podrá hacer felices a los dos... Aunque sigo insistiendo en que quiero ver Serpientes en el avión.
Cinéfilo: Quita hombre, quita...

9.10.06

Dardo y nieve. Nacho Vegas y Will Oldham


Llegué a mis gustos actuales por una vía bastante indeseable. En mi preadolescencia convivían en mi discoteca Pet shop boys con Halloween, y más tarde me flipaban los Doors y los Héroes del Silencio (No me hagáis daño). No empezaron a gustarme los Smiths hasta que cumplí los diecinueve, y de allí hasta aquí. El empezar a oír música pop e independiente (o las dos cosas) me hizo aborrecer a las leyendas negras del rock como Jim Morrison, y despreciar a pedantes williamblakescos como Bunbury. Con el paso del tiempo esa manía se atemperó, empecé a disfrutar de nuevo de los Doors (qué grande LA woman) e incluso de vez en cuando oía canciones de los Héroes del Silencio en las que, si obviaba la letra, conseguía disfrutar bastante, y no sólo desde el recuerdo de días en los que era más guapo y me movía más rápido. Aún así, mi máxima a ese respecto era la precaución. Por ello me sorprendió que me gustase el primer disco de Nacho Vegas. De hecho no me gustó, me golpeó con oleadas de pavor, y empecé a pensar que podría volver a ese estado de atormentado existencial con exceso de hormonas. Canciones como "Al norte del norte", "El callejón" o "El ángel Simón" me dejaban encantado y postrado en una nube grumosa de la que cada vez tardaba más en levantarme, efecto similar al que me produjo años antes una pequeña obra de Palace songs, Hope. Pero en el caso de Palace, las letras eran letras de verdad, no composiciones con mensajes directos y comprensibles. Digamos que Hope era nieve y Nacho Vegas era un dardo envenenado. Cada vez que lo oía pensaba que no debía gustarme, que se movía peligrosamente en la frontera entre el cantautor español más rancio, la pedantería más absoluta y la genialidad de un poeta de esos que no son de verdad pero que cantan. Con todo esto, no dejaba de oírlo.
Cuando oí por primera vez "En la sed mortal" me dió más miedo todavía: canción excesivamente larga, cada vez más cerca de tonterías Bunburianas y literatura alucinógenas mal asimilada. Me encantó. Así que cuando apareció el disco, "Cajas de música difíciles de parar" me hice con él inmediatamente, y ahí se acabó para siempre mi romance con ese hermano Vegas, romance que comenzó con Diariu. Sus letras eran aburridas, repetitivas, tópicas... por no hablar de sus historias en modo trovador. Realmente insoportables. Creo que sólo conseguí oir el disco entero un par de veces (es larguísisimo), y sólo me gustaron "noches árticas", "Tu nuevo humidificador" (creo que esta porque se parecía a Los Planetas más asequibles) la mencionada "En la Sed Mortal" y, quizás, "Gan-bang". Lo he intentado con todo lo que ha venido después y cada vez me parecía peor. Del último disco apenas escuché un par de temas realmente horribles.
Cuando me enteré de sus negocios con Bunbury no me extrañaron en absoluto, ya que venían a confirmar lo que ya pensaba: este tipo había dejado Manta Ray y Diariu para acabar haciendo un disco con el esperpento del pseudoindie español. Hoy, oyendo "Dias extraños", fruto de esa colaboración, me parto de risa ante una letra vacía y tópica como la que más, una melodía ligeramente agradable y una duración difícil de soportar. Extravagancia sin salvación para este tipo. Una de mis grandes decepciones. Mientras él ha seguido digievolucionando, yo me he quedado en aquel callejón, fumando un Lucky a medias con el Nacho de Vegas de antes, pensando en otro mundo posible en el que este personaje perdido hubiese seguido haciendo de las suyas durante muchos años.

5.10.06

Querido mitómano

Ante las críticas recibidas por mis insultos a los Beatles y a un debilitado Bob Dylan quejica y llorón, hoy dedicaré mi escaso tiempo al mitómano.
Existen dos tipos de mitómanos: los sexuales y los intelectuales. Dentro de esas dos categorías hay infinidad de subgrupos, que no entraré a detallar.
El grupo de los m. sexuales tiene unas señales de identidad claras: cierta propensión a la histeria, en el caso de los hombres erección fácil, y desinterés total acerca del valor cultural o intelectual de sus adorados seres. Estos mitómanos sólo existen en los ámbitos del cine y la televisión, incluyéndose en esta última a triunfitos y abortos por el estilo. Al primer acorde de sus ídolos, ante la primera aparición de un asomo de escote, de músculo o de gorgorito, entran en profundo trance animal y ya no actúan como seres humanos. La capacidad de valorar criticamente las actuaciones, declaraciones o aspecto físico de sus ídolos es practicamente nula.
Sin embargo, el grupo más interesante es el de los mitómanos intelectuales, entre otras cosas porque son incapaces de reconocer que lo son. Estos tienen un campo más amplio de estudio: literatura, música, cine, comics... y dedican sus desvelos a autores, no a intérpretes, como suele suceder en el primer caso. La mayoría son gafapastas retraidos, capaces de triunfar socialmente sólo en círculos gafapastas: hacen exégesis interminables incluso de la película o canción más simples y son incapaces de disfrutar de algo simplemente porque mola y, si lo hacen, dan razones como "lo cutre mola", "hay que relajarse de vez en cuando", etc. Muchos de ellos conocen a su ídolo por la wikipedia o el allmusic, se han aprendido sus discos y buscan la conexión intelectual con los mismos. También tienen muy pero que muy pensadas las razones por las que su héroe es mucho mejor que los héroes de otros.
El peor enemigo del mitómano es el que no argumenta. Por ejemplo, si yo en mi primer post digo que los Beatles son una mierda pero no digo por qué, el mitómano se pone nervioso. Él, que ha estado preparándose toda su vida para explicar porque son mejores que la Velvet o los Rolling se encuentra con alguien que simplemente piensa que son una mierda, que le aburren, le parecen cursis redomados y origen habitual de la mejor y la peor mierda pop de este planeta (aunque en España la mierda suele generarse via Morrisey). Ante tales argumentos el mitómano se pone nervioso porque no puede hablar de tal o cual canción: al otro le importa bien poco. No puede desplegar sus pestíferos conocimientos wikipédicos y se frustra. No se engañen, yo me enfado bastante cuando mi novia dice que Lambchop son una mierda. Pero les aseguro que, aunque quizás viajase cientos de kilómetros para verlos, tendría alguna razón añadida para hacerlo, y no iba a dejar de hacer otras cosas para hacerlo. Y sólo sé el nombre de su cantante, no controlo las múltiples formaciones que lo han compuesto y me importa bien poco la coartada intelectual del grupo. Aunque pueda estar hablando horas sobre sus canciones... les recomiendo, por cierto, su último disco, Damaged.
En definitiva, que cuando me meta con un grupo para ponerlo a parir no se pongan ustedes nerviosos como el de ahí abajo (comentario al post sobre dylan), argumenten, den datos y sean mitómanos cordiales.